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You're all i need.

Jeongyeon había salido del consultorio de Jimin mientras caminaba junto a él con su cachorro en sus brazos. El pobre bebé cayó rendido cuando Park se lo entregó a su madre y se durmió apenas su mamá lo arrulló en sus brazos.

A Jimin le había costado entregárselo, algo dentro de él le decía que permaneciera más junto al bebé, que le entregara amor y protección, que bien podía ser suyo. Pero ya lo había tenido mucho tiempo en sus brazos y su amiga tenía que irse.

Ella notó el apego de Jimin hacia su bebé, por lo que sólo le dijo que reconsiderara su decisión.

—Fue un placer haberte visto de nuevo, Minnie. Sabes que mi hogar es también tu hogar, así que no dudes en visitarnos, quizá ahí también podré conocer a tu alfa —le guiñó el ojo, a lo que Jimin se sonrojó.

—Me encantó tu visita, Gyeon. Sabes que este hospital también es tu trabajo, así que estaré esperando impaciente para cuando vuelvas —sonríe—. Pero primero cuida bien de tu cachorro.

—Por supuesto, espero verte pronto con el tuyo -le da una sonrisa dulce, como dándole ánimos con respecto al tema del tratamiento.

Jimin comenzaba a considerarlo. Aunque nada era seguro, ya que hace una semana no sabía nada de Jungkook, y el alfa parecía no tener intenciones de buscarlo.

Algo dentro de él se quebró, su omega le exigía que fuera por su alfa, que no lo dejara ir, y como Jimin no le hacía caso, ahora sentía a su omega muy lejos de él, enojado.

—Déjame meditarlo —responde, saliendo ambos a la recepción.

—Si no lo tienes primero, entonces yo me adelantaré con el segundo bebé —comenta divertida.

Park ríe divertido, sin embargo esa risa no le dura mucho. Una punzada se incrustó en su pecho de repente, sudando frío. Inmediatamente deja de reír y mira asustado a los lados, su instinto animal le decía que había algo mal, que buscara hasta encontrarlo. Podría hacerlo más rápido si su omega cooperara, pero este no tenía intenciones de aparecerse.

—¿Jimin qué tienes, qué pasa? —pregunta Jeongyeon preocupada al verlo como miraba a su alrededor, era como si estuviese buscando algo.

—N-No sé... Presiento que algo va mal pero no sé que es... —comenta asustadizo.

Un ligero aroma a sándalo hizo al omega de Jimin y a él reaccionar, eso no era normal. Entonces se dio cuenta que eso tenía que estar relacionado a su alfa, no había otra razón por la cual estaba tan a la defensiva. Pero... si no había un lazo todavía, ¿cómo era posible sentirlo en peligro?

"Es nuestro alfa. Es Jungkook. ¡Está en peligro, búscalo!"

El corazón de Jimin latió con más fuerza al darse cuenta lo que estaba pasando. Ese mal presentimiento se debía a su alfa, algo debía estar pasándole para que su omega se pusiera en alerta, tanto así que volvió nuevamente después de tiempo ausente.

—Jungkook... Mi alfa... —murmura.

—¿Qué tiene? ¿Qué pasa con él? —inquiere Jeongyeon confusa, hasta que la respuesta se le pasó por la mente al ver a Jimin tan desesperado—. ¿Lo sientes en peligro?

—Yo... No sé... Creo que sí, mi omega está inquieto y quiere que lo busque pero ni siquiera se donde está —comenta rápidamente, nervioso.

Sabía que entre destinados las conexiones y presentimientos eran más fuertes, pero jamás creyó que aún sin un lazo podría sentir a su alfa en peligro.

Jimin estuvo a punto de ir a la recepción y preguntar sobre los últimos pacientes que habían entrado, quizá aún sin saberlo Jungkook estaba ahí. Pero eso no fue necesario, las puertas de emergencia se abrieron de repente y de la ambulancia bajaron los paramédicos con un paciente. Y cuando olfateó el aroma en el aire se dio cuenta que había sido Jungkook quien había llegado.

Sin pensarlo dos veces corrió hacia la entrada de emergencias donde las ambulancias dejaban a los pacientes, y se dirigió hacia la camilla, mirando el rostro pacífico del alfa con unos cuantos mechones castaños sobre su rostro, suero inyectado a la intravenosa y una mascarilla de oxígeno.

Jimin paniqueó al verlo en ese estado y se dirigió a uno de los paramédicos.

—¿Qué ha pasado con este paciente? Hace unos días salió, ¿su estado empeoró por el mismo motivo? —pregunta impaciente.

—No, según su expediente el paciente padece de miocarditis severa, tuvo un ataque recientemente —informa.

El omega se preocupó aún más. ¿Por qué no había sido mencionado como enfermedades crónicas cuando llegó herido por primera vez?

—Pásenlo al piso veintidós, habitación doscientos tres —ordena, mientras se apresura a ir al ascensor para rebuscar en los expedientes. Cuando pasa cerca de su amiga se disculpa con ella—. Lo siento, Gyeon... Esto es importante, prometo ponerme en contacto contigo pronto.

Jeongyeon asiente y se despide. Por supuesto que entendía perfectamente la situación.

Internamente le deseó mucha suerte, Jimin había encontrado a su destinado y esta vez no podía dejarlo ir. Además, eso significaba que quizá se sometiera al tratamiento por su alfa.

✧✦✧

Cuando Jimin llegó a la habitación donde lo habían trasladado, se encontró con una enfermera en el pasillo que recién salía. Corrió hacia ella con el expediente en la mano y cuando la alcanzó, la saludó.

—Sohee, ¿alguna novedad? —pregunta impaciente. La chica era una tierna omega enfermera, tenía unos hermosos y grandes ojos color miel, su sonrisa era dulce, y sus mejillas rosadas combinaban con las pecas en ellas.

Ella sonrió amablemente y asintió.

—Nada de qué preocuparse, su condición está estable —comenta—. Según el reporte que tenemos del paciente, hace años fue diagnosticado con miocarditis pero pudo recuperarse a lo largo del tiempo. Extrañamente tuvo un ataque que le provocó una taquicardia. Estuve hablando con los paramédicos de la ambulancia y mencionaron que al parecer tuvo una pelea con uno de sus compañeros. Una emoción muy fuerte tuvo que haberle provocado el ataque —termina, con un semblante preocupado.

Jimin miró hacia la puerta donde Jungkook estaba. Eso no era sano, considerando que hace poco había salido del hospital. ¿Qué tan grave había sido esa pelea para que se pusiera así de mal?

—Gracias, So. Le daré un chequeo, aunque no fue grave, iré a confirmar que está fuera de peligro —comenta, despidiéndose de ella.

El doctor se encamina a la habitación y la abre con cuidado, mirando el cuerpo inerte y tranquilo en la camilla, casi como el primer día en que lo conoció.

Sintió como su omega suspiraba en paz y le brindaba tranquilidad, diciéndole que su alfa estaba bien. Ahora quería que lo protegiera y que nunca lo dejara ir.

—¿Ahora en qué problema te fuiste a meter, Jungkook? —pregunta Jimin a la nada, acercándose.

Cuando estuvo delante de él y pudo ver su hermoso rostro de facciones hermosas y finas, llevó una mano a su mejilla, acariciándola con cariño y suspirando.

Por donde lo viera, Jungkook seguía siendo un alfa muy joven, y eso siempre traía problemas. No sólo porque tendían a ser más competitivos y posesivos en su territorio, sino que además no les importaba retar a quien fuera por un duelo o pelea.

Y si bien este pequeño inconveniente de controlar las emociones no era un impedimento para estar con él, Jimin sabía que la diferencia de edad entre ambos era considerable. Mientras él era un omega de treinta años y de mucha experiencia y sabiduría, Jungkook a penas era un alfa que llevaba tres años en sus veintes. Lo que lo llevaría a tener que enseñarle a comportarse y controlar sus emociones.

—No te dejaré ir otra vez... Eres mi bebé alfa destinado —Jimin sonríe cuando mira los labios rosados de Jungkook entreabiertos.

Y se deja caer a ese vacío sin retorno cuando se inclina sobre él y se dirige a su boca, robándole un dulce beso tímido.

✧✦✧

Cuando Jungkook despertó, sintió un peso extra en su camilla.

Cuidadosamente abrió sus ojos con lentitud por la luz cegadora de la habitación, encontrándose con una hermosa y delgada silueta descansando a la orilla de la camilla, con los brazos cruzados y su cabeza apoyada en ellos. Parecía dormir plácidamente, ya que la respiración iba y venía suavemente.

Jimin se había quedado dormido a su lado esperando a que despertara. Su turno aún no acababa, y probablemente lo andaban buscando hasta por debajo de las piedras para continuar con su jornada laboral, sin embargo, él inevitablemente prefirió estar con Jungkook.

Se prometió que serían sólo treinta minutos de vigilia. Lo cierto es que estaba tan cansado que no pudo evitar dormirse en la orilla de camilla.

—Eres tan hermoso... —Jeon lo contempló maravillado.

Jimin era la persona más hermosa que alguna vez pudo encontrarse, sus largas pestañas caían sobre sus ojos, nariz respingada, y ojos rasgados que guardaban tiernas y adorables arrugas a los costados cuando reía.

Recordaba el beso que le había dado por primera vez en el jardín, sus labios eran suaves, soñables, dulces, con un ligero brillo que los hacían más llamativos. No sabía si el aspecto de sus labios, la forma de estos o su exaltación había hecho besarlo. Pero era algo de lo cual no se arrepentía.

—Jimin... Despierta... —Jungkook lo llamó suavemente, evitando que se levantara asustado o aturdido.

Movió su brazo para comenzar a despertarlo, y funcionó ya que comenzaba a estirarse y abrir sus ojos somnolientos.

—¿Jungkook? —pregunta bostezando y restregándose uno de sus ojos mientras enfocaba la vista. Y cuando pudo hacerlo, sus ojos se agradaron, y sonrió con alegría, lanzándose a sus brazos mientras lo envolvía en un abrazo desprevenido—. ¡Jungkook! —por la fuerza del abrazo, Jeon se inclinó hacia atrás, algo aturdido por su emoción.

Luego de su trance, correspondió el abrazo de la misma manera, sujetando a Jimin de la cintura mientras él se aferraba a su cuello y escondía su rostro ahí.

—¿Me extrañaste?

—Creí... Estaba tan preocupado por ti, mi omega presintió que estabas en peligro pero no sabía como buscarte o encontrarte... Entré en desesperación y yo... y creí... —se abraza aún más fuerte a su cuello, asustado de pronunciar las palabras que cruzaban su mente.

Jimin nunca se había sentido tan asustado y en alerta como en ese momento. Había sido horrible, su omega lo abandonaría si a Jeon le pasaba algo y él no hacía nada al respecto. Y al pensamiento de perderlo para siempre, le hizo querer llorar. Jungkook notó la nostalgia en su voz y rápidamente lo consoló.

—No pienses en eso, Jimin, estoy aquí, estoy contigo. Estamos juntos —el omega deja su escondite del cuello del alfa y lo mira de frente—. No te preocupes, ¿de acuerdo? —Jungkook se acerca y besa la punta de su nariz con ternura.

—Yo... Es que... —Jimin se aparta un poco para mirarlo con más comodidad, y juega con sus manos—. Fui un tonto, Jungkook... Te dejé ir incluso cuando mi omega me reclamaba que no lo hiciera, que eras nuestro destinado. Y yo por miedo... solo me despedí de ti sin hablar de nosotros —baja la mirada, sintiéndose culpable—. Tenía miedo de que te hayas tomado mis palabras tan en serio que simplemente huyeras y no quisieras saber nada de mí cuando yo internamente moría por verte.

Jeon se sintió conmovido y soltó una pequeña risita. En un arrebato empujó a Jimin sobre él, dejándolo encima suyo. Ni siquiera lo dejó protestar cuando lo tomó de la cintura y lo envolvió en un abrazo para evitar que escapara.

—¡J-Jungkook! ¡Alguien puede llegar y vernos! —avisa, tratando de bajarse de la camilla con el alfa debajo de él.

Jungkook no estaba en condiciones para tener peso sobre él, mucho menos en su pecho. Pero aún así este lo mantenía bien agarrado por la cintura para evitar que huyera.

—No pensaba rendirme tan fácilmente, Jimin-ssi. Toda esa semana sin buscarte fue porque estaba meditando sobre tu respuesta. Sé que estás asustado, y tienes la razón de estarlo, debes estar pensando que puede ofrecerte un alfa como yo, tan joven e inexperto en muchos ámbitos. Pero así como estás aterrado de un futuro entre nosotros, yo también estoy asustado.

Jimin esta vez está atento a sus palabras, esperando a que prosiguera. Jungkook le provoca ternura su mirada de niño curioso y deposita un beso en su frente.

—No quería buscarte hasta no tener una respuesta concreta con mi alfa. Yo... Me da pánico pensar que debes estar maldiciendo al destino por poner en tu camino a un alfa tan joven... Es por eso que quiero ser suficiente para ti, Jimin, no quiero que te arrepientas de tenerme como destinado. Por favor déjame cortejarte y demostrar que merezco estar contigo, que podría enamorarte. ¿Me aceptarías?

¿Cómo negarse a esa propuesta?

"Su miedo... Es igual al mío" pensó.

La mirada de Jungkook estaba llena de incertidumbre, duda, miedo por la respuesta que recibiría. Todo ese tiempo había estado meditando sobre como hacer a Jimin sentirse orgulloso y protegido del alfa que tenía. Pero su inseguridad le jugaba una mala pasada. Él era un omega exitoso, era doctor en uno de los mejores hospitales de la ciudad, era muy maduro. Y él... ¿Qué podría ofrecerle a sus veintitantos?

El miedo de ambos era compartido, mientras Jimin pensaba que no era suficiente para Jungkook, Jungkook creía que Jimin merecía algo mejor.

—No lo pienses tanto, Kook... —mencionó casi inaudible, aunque aún así Jungkook lo pudo escuchar—. Por supuesto que acepto tu cortejo.

Dicho esto ambos guardan un tímido silencio que se vuelve pacífico y tranquilo. Jimin esconde su rostro en el pecho del alfa escuchando los fuertes latidos de su corazón, mientras Jungkook lo envuelve en sus fuertes brazos y lo mantiene a su lado, depositando un beso en su cabeza.

Y así se quedaron por un largo rato, no necesitaban palabras para expresar lo que ambos sentían, porque de todas maneras todo era mutuo.

Y por primera vez, el omega cree tener una oportunidad en la vida. La vida le sonríe diciéndole que se atreva a todo, que se tire de la cima de la montaña más alta del mundo, porque ahí estará su alfa para atraparlo y caer enamorado como él, porque no habría peligro a su lado.

—Tu corazón está latiendo muy fuerte —comenta Jimin, acariciando su pecho suavemente con la yema de sus dedos.

—Es por ti... Siempre será por ti. Porque no hay nadie más que me haga sentir lo que siento por ti, Jimin.

✧✦✧

Para buena suerte de Jungkook, la salida del hospital se la habían dado en la noche. Aún debía terminar con las dos bolsas de suero que le habían inyectado en la intravenosa. Y una vez que las terminó, Jimin le daría de alta, y podría firmar su salida.

—¿A qué hora termina tu turno, Jim? —pregunta Jungkook, mirándolo llenar su expediente y completando las recetas de los medicamentos que tomaría por cierto tiempo.

Ambos ahora estaban en su consultorio luego de un largo rato acostados en la camilla como si solo ellos existieran en el mundo.

—Termino contigo y me iré. Mi turno acabó hace treinta minutos.

—¿Y por qué te quedaste conmigo? —pregunta curioso.

—No pensaba dejarte en manos de otro doctor. Y antes de que me digas que todos son profesionales, déjame decirte que ya deberías ser capaz de saber a lo que me refiero realmente —se voltea, tratando de ocultar su rostro sonrojado.

Jungkook sonríe divertido de medio lado y lo molesta.

—Hmm, no. No sé a que te refieres.

Por supuesto que sabía. ¿Qué chiste había en saberlo sin escucharlo de sus propios labios? Jimin no quería que otros se hicieran cargo de Jungkook, eso o porque estaba muy preocupado en saber como reaccionaría a los medicamentos suministrados.

—Ya basta. Sabes a lo que me refiero.

—¿A qué se refiere, doctor Park? —enarca una ceja con diversión.

Jimin entrecerró los ojos, mirándolo con desprecio, a lo que Jungkook suelta una carcajada.

—¡Estaba preocupado por ti y no pensaba dejarte en manos de alguien más! ¿Contento? —confiesa, entre enojado y sonrojado.

—Muy contento, Jimin-ssi...

El omega abre la boca para añadir un comentario pero en ese momento es interrumpido por un golpe en la puerta, pidiendo permiso para entrar.

—¿Jimin? ¿Aún estás aquí?

Todo hubiera estado perfecto si esa voz no hubiera sido de Minhyun. Jimin tragó saliva nervioso, y volvió a la seriedad. No había nada que ocultar porque en realidad ni siquiera existía algo. Sin embargo, Minhyun siempre se la pasaba dándole cumplidos e insinuándose, y ahora con Jungkook ahí... definitivamente podría causar la tercera guerra mundial.

Jeon notó su nerviosismo y miró discretamente a la puerta.

—¿Por qué no vas a abrir?

—Uh... S-Sí... —asiente no muy convencido, tratando de actuar normal.

Jimin suspiró profundo y abrió la puerta, topándose con el rostro sonriente de Minhyun. Este traía una bolsita de pan dulce en su mano, conocido como suspiros de merengue.

—Hola, Minnie. Creí que ya habías terminado tu turno.

—Ah... no no, es solo que estaba con un solo paciente y ahora le estoy dando de alta. Quizá en quince minutos salgo.

—Eso es genial. Mira lo que te traje; suspiros. Tus favoritos —sonríe amablemente, entregándole la bolsita de pan colorido. Parecían pequeñas nubes de azúcar de colores.

Y Jimin por un momento olvidó quién tenía detrás, emocionándose por el pequeño detalle de Minhyun. Él amaba los dulces, el pan dulce, todo lo azucarado. Aunque claro que solo de vez en cuando, no siempre se daba el lujo de comer chucherías porque no era bueno para la salud.

—¡Suspiros de merengue! ¡Gracias, Minhyun! Hace tanto no como unos, son tan deliciosos —sonríe, dándole un pequeño abrazo que fue correspondido.

Jungkook que se había mantenido en silencio mirando la escena, aclaró su garganta, levantándose de su asiento.

—¿Interrumpo su reencuentro? —pregunta con acidez.

El omega inmediatamente se separa de Minhyun y le dedica una sonrisita culpable a Jungkook. Y aunque no debía hacer lo que estaba apunto de hacer por muchas razones, no presentarlos podía ser de muy mala educación.

Le rezó a todos los santos del cielo internamente y se aclaró su garganta.

—Uh... Hmm... Minhyun, él es Jungkook, mi... último paciente al que atendí. Jungkook, él es Minhyun, uno de nuestros mejores doctores del hospital —ríe tratando de relajar el ambiente y esas miradas asesinas que ambos se lanzaban.

Jungkook no era tonto. Sabía que ese tal Minhyun debía estar detrás de Jimin cortejándolo, esperando a que aceptara su cortejo. Y por otro lado, Minhyun y su instinto alfa le decía que ese no era un paciente común, de alguna manera también debía estar interesado en Jimin. Se dio cuenta desde el primer momento en que abrió la puerta y el aura asesina y retadora del alfa salió al aire.

Aunque claramente él no aceptó el reto. Ahora con solo verlo agradeció no hacerlo, ya que sólo de trataba de un mocoso de veinte años cuando mucho. Y él con treinta y cinco años encima no pensaba hacer un ridículo metiéndose con otro alfa que podía ser hasta su hijo.

—Mucho gusto —saludó Minhyun, extendiendo su mano, y dando una de sus mejores sonrisas falsas. Jungkook aceptó el apretón de manos, sin embargo, al saludarlo, ejerció más fuerza que de costumbre, mostrándole su fuerza y retándolo de algún modo. Minhyun se aprovecha de su estado vulnerable y suelta su mano—. Vaya, estos alfas adolescentes cada vez más imperativos, ¿no?

Jungkook al escuchar esto crujió sus dientes y dio un paso adelante.

—¿Qué dijiste?

—Lo que escuchaste —responde, tratándolo de intimidar.

Minhyun era más alto que Jungkook por supuesto, y tomó su estatura de ventaja para mirarlo por debajo, lo que hizo enojar aún más. Jimin presintiendo el ambiente tenso, decidió intervenir. No podía simplemente permitir que ambos estuvieran a punto de lanzarse el uno contra el otro.

—Bien, creo que ha sido un gusto presentarlos, por favor Minhyun... Si no te molesta, déjanos solos —pone una mano en su pecho, tratando de empujarlo suavemente pero a la vez calmándolo.

Y funcionó, ya que Minhyun asintió como un cachorrito feliz y agarró su mano, acercándola a sus labios para besarla. Todo esto ante la mirada furiosa y en llamas de Jungkook.

—Ten bonita tarde, Jimin. Te veré mañana —le guiña un ojo, saliendo orgulloso y triunfante.

Y aunque para Jimin solo había sido una provocación, entre territorio alfa, esa riña la había ganado él, dejando a Jungkook completamente por el suelo.

—Voy a matarlo —da un paso al frente, tratando de buscar revancha. Sin embargo, Jimin lo detiene y cierra la puerta antes de que pueda hacer algo.

—Basta, Jungkook. Compórtate. No puedes ir retando por ahí a todos los alfas que se me acerquen.

—¡Pues lo haré cuantas veces pueda! No se acercan con buenas intenciones, lo sé porque también es alfa —gruñe molesto—. Y no es que tenga malas intenciones contigo, pero conozco a los que sí, y él es uno de ellos.

—Kook, tranquilo... Yo no he aceptado su cortejo, ni tampoco pienso hacerlo. Recuerda que acepté el tuyo.

—Pero me enfurece esa manera en la que te mira y te toca. ¿Crees que soy idiota? Eso hacemos los alfas cuando queremos tener a un omega, miraditas y roces... Y déjame decirte que él te da una mirada de lobo a presa. Quiere comerte.

Jimin suelta una carcajada que hace a Jungkook fruncir más el ceño.

—No le veo lo gracioso —gruñe molesto, cruzándose de brazos.

—Yo sí... Te ves tan lindo celoso —ríe—. ¿Acaso tú no querías comerme también?

Jungkook desvía la mirada molesto, y un tenue color carmín inunda sus mejillas. Aún recordaba sus palabras a Jimin para cortejarlo... ¡Pero que desastre!

—Pues sí, pero es diferente.

El omega ríe y se pone detrás del alfa, abrazándolo por la espalda mientras depositaba un beso en el hombro y envolvía sus brazos alrededor de su pecho.

—Solo a ti te permito el cortejo, Jungkook. Porque sé que eres el indicado. Eres mi alfa... —deposita un beso detrás de su oído, mimándolo.

Jeon suspiró, tranquilizándose. Y Jimin sonrió triunfante. Debía agradecerle a su madre por enseñarle como arrullar, mimar a su alfa cuando estuviese molesto.

—Repítelo... Suena bonito.

Jimin rió y se dirigió a su oído, susurrándole: —Alfa~

Jungkook no pudo contra la tentación y se volteó, tomándolo desprevenido y robándole un beso. Uno que lo hizo jadear y soltar un gemido de gusto cuando empujó su lengua dentro de la boca de Jimin y este sintió la humedad deslizándose por ambos labios.

El alfa se separó del beso y lo miró amoroso, apartando un mechón de cabello que se colaba por la vista del omega.

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